
¿Por qué ha pitado el himno?
Porque las sociedades civilizadas expresan de manera civilizada los conflictos, y
ante la falta de capacidad de España de dar canalización democrática a
las aspiraciones de los catalanes, una parte de estos optan por mostrar
desafecto con las instituciones representativas de este estado.
¿Es ofensivo silbar un himno? La intencionalidad es lo que determina si el silbido tiene carácter ofensivo. En
este caso, de manera muy clara, no había la voluntad de ofender a las
personas que sienten que forman parte de la nación española sino que
tenía por objetivo mostrar el malestar frente al comportamiento agresivo
del Estado español contra la pluralidad nacional.
¿Es ético silbar?
La ética no puede dar una respuesta categórica a una reacción como
esta, pero sí podría considerar que es legítimo que una sociedad muestre
de manera pacífica su irritación y protesta cuando siente que le están
pisando los derechos y la dignidad. Aún es más así cuando
se intenta canalizar el desencuentro político por vías democráticas,
pacíficas y dialogadas y la respuesta es siempre el golpe en la puerta y
el aumento de la agresión. Silbar los elementos simbólicos
de este estado se convierte en una muestra de dignidad para que no
parezca que su presencia es aceptada con normalidad.
¿Es ético prohibir silbar?
En un estado de derecho donde la democracia sea fuerte y arraigada
nadie debería tener miedo de las acciones pacíficas de protesta, y menos
de las acciones que están anunciadas y se sabe cómo se desarrollarán y
que no tienen ninguna consecuencia en el orden público. Ningún
gobierno en un entorno democrático no tiene ningún derecho de meterse
en la manera de expresarse de los ciudadanos, ya que son libres y
responsables y no súbditos. Es más, el gobierno debe respeto a los ciudadanos. Ordenar
que se impida silbar el himno de España, poner la ley al servicio de
una creencia no mata solamente la separación de poderes de Montesquieu,
sino que equipara España a una república islámica, porque no son las
formas, sino los principios, lo que corrige la aberración de supeditar
el argumento al dogma.
¿Es legal silbar? Por supuesto, y así lo confirmó la Audiencia Nacional en referencia a los silbidos del la Final del 2009, sentenciando que no fue
"una conducta injuriosa" ni se cometió los delitos de "ultraje a España" o "apología del odio nacional". Sin
embargo, excediéndose de sus funciones, tal vez para proteger su cargo,
la sentencia censura "el comportamiento más que desagradable que
tuvieron que soportar los monarcas y aquellos que no compartían la
pitada". Para reir, pero la sentencia es rotunda.
¿Es oportuna la reacción españolista?
Depende de lo que pretendiera: podemos decir que ha sido acertada si se
pretendía precisamente provocar y motivar para un silbido más general y
más intenso. En caso de que no fuera este el objetivo, ciertamente no parecería muy inteligente. Prohibir
el silbido, amenazar que se sancionarán los clubes y que habrá
responsabilidades individuales sólo produce un efecto multiplicador. Ahora ya no sólo se pitará el himno. Se pitará la prohibición de pitarlo. Se pitará la amenaza de ser castigado si silbas. En el límite del ridículo institucional, político y jurídico, la secretaria general del PP y presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, ha pedido que se desaloje el campo si silban el himno español: "Si un equipo no está conforme, pues que no juegue". Quizá como que el Estado español no existía durante la época medieval,
ahora tienen la necesidad de revivir los elementos de aquellos tiempos, y
perseguir a los sentimientos de las personas, las expresiones de las
ideas, como si persiguieran a herejes y brujos.
¿Se podía haber reaccionado diferente? Por supuesto, por ejemplo no dando importancia, lo que no la habría evitado pero habría templado la protesta. O haciendo que también sonaran los himnos nacionales de Cataluña y Euskadi. Pero
esto no habría impedido algún tipo de protesta ya que el conflicto no
es de himnos sino que se vehicula en otros terrenos donde el
comportamiento es agresivo por sistema. Desde
el Gobierno, el Consejo Superior de Deportes y la federación no han
hecho ningún esfuerzo para intentar visualizar un escenario diferente. Por ser activos y no reactivos.
¿Quien falta al respeto de quien? Para citar un ejemplo, el uso de la lengua. Como se puede ver en la imagen, el arco para los campeones sólo está en castellano, no en catalán y vasco, que eran los dos equipos que jugaban. Es un tema de respeto, y de gestión de la diversidad. Algunos dicen -y están convencidos con un gran sentido de imperio!- que la lengua de los españoles es el castellano, pero resulta que la Constitución dice que el castellano es la lengua del Estado (no dice nada que tenga que ser la lengua oficial de la sociedad civil!), y la competición está organizada por una organización privada que tiene derecho y deber de mostrar respeto. Además, si hiciera caso a la Constitución y no a las consignas de quienes gobiernan también sabrían que se establece el respeto a las otras lenguas, lo que no hacen. ¿Quien falta al respeto?
¿Quien falta al respeto de quien? Para citar un ejemplo, el uso de la lengua. Como se puede ver en la imagen, el arco para los campeones sólo está en castellano, no en catalán y vasco, que eran los dos equipos que jugaban. Es un tema de respeto, y de gestión de la diversidad. Algunos dicen -y están convencidos con un gran sentido de imperio!- que la lengua de los españoles es el castellano, pero resulta que la Constitución dice que el castellano es la lengua del Estado (no dice nada que tenga que ser la lengua oficial de la sociedad civil!), y la competición está organizada por una organización privada que tiene derecho y deber de mostrar respeto. Además, si hiciera caso a la Constitución y no a las consignas de quienes gobiernan también sabrían que se establece el respeto a las otras lenguas, lo que no hacen. ¿Quien falta al respeto?
¿Y ahora qué?
Las instituciones españolas son víctimas de las propias declaraciones y
del estado de ánimo catalanófobo que han contribuido a inchar. Por
ello, ahora no pueden hacer nada más que anunciar medidas judiciales
que, de acuerdo con sentencias anteriores, llevarán a un ridículo
similar al del 9-N. Claro que siempre pueden cambiar las leyes sobre la marcha con efectos retroactivos, que de esto saben, o ¡mandar cambiar las definiciones del diccionario para pitada pase a significar una acción terrorista, quien sabe!
Si en el futuro nos podemos desplazar en el
tiempo se producirán encuentros entre personas que tengan valores muy
diferentes fruto de los siglos que los separen. No sabemos
cómo podrán reaccionar, pero algunos eventos como los de ayer nos pueden
acercar a esta experiencia de ciencia ficción y ver como una sociedad
del sXXI debe hacer frente a unas instituciones con una cultura
decimonónica cuando no directamente medieval.
Hechas estas consideraciones, esperamos que
nunca más tengamos que pitar ningún himno porque las voluntad de los
pueblos se puedan expresar a través de los canales democráticos haciendo
posible que el sentido común prevalezca.
Estas son algunas reflexiones hechas anteriormente sobre el mismo tema:
La sociedad es conflicto. La vida es conflicto. Las
sociedad maduras, como las personas con mejores habilidades sociales,
no dan la espalda al conflicto sino que hacen frente y lo gestionan. Aprender a gestionar conflictos es signo de madurez personal y capital social de una comunidad. Forma
parte de un aprendizaje permanente y es fundamental para evitar que los
conflictos se enquisten, vayan reapareciendo constantemente, dificulten
las alianzas y las colaboraciones, acaben disminuyendo la capacidad de
una sociedad para orientarse a tareas positivas tanto de creación de
valor social como económico.
Cuando una demanda social amplia, formulada democráticamente y pacífica, no recibe respuesta, es normal que cualquier evento público sirva para expresar que la sociedad catalana se encuentra en este punto. Unos
silbidos, en este contexto, es una reacción educada que sencillamente
quiere hacer saber al mundo -estado español incluido- que aquí se está
produciendo una situación que deben conocer.
Ciertamente, parece que se hace necesario expresar ante el mundo que el himno español en estos momentos en Cataluña no suena por una voluntad democrática de su ciudadanía sino por un imperativo legal y una falta de plenitud democrática. Si el estado español a estas alturas se mostrara dialogante y, como Gran Bretaña, con voluntad de facilitar que la ciudadanía se pronuncie, dudo que ninguna persona hubiera pitado el himno español. Es decir, el silbido no era contra el himno español sino contra las actitudes que este estado, por la vía de los sucesivos gobiernos, han mostrado y muestran ahora mismo respecto a Cataluña. El matiz es muy importante para comprender el sentido de la protesta, para explicar que no hay odio contra España, y que de hecho España, en caso de que Cataluña opte por la independencia, deberá ser el principal estado amigo.
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